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El pulso de los gobiernos a la industria alimentaria //

  
Michelle Obama durante una visita a un colegio.| Reuters
Michelle Obama durante una visita a un colegio.| Reuters

 

  • Cada día hay más personas con un peso por encima de unas cifras saludables
  • Una de las causas es la mayor presencia de alimentos calóricos en la dieta
  • Según los expertos, los gobiernos deberían aportar múltiples estrategias

Los mensajes sobre los riesgos que conlleva la obesidad son por todos conocidos. Sin embargo, cada día hay más personas con un peso por encima de unas cifras saludables. Y aunque está claro que hay muchos factores que contribuyen a ese sobrepeso, uno de ellos es la mayor presencia de alimentos calóricos y la publicidad constante a la que la población está sometida. ¿Qué se puede hacer contra ese bombardeo? ¿Deben los gobiernos implicarse en la lucha contra la obesidad?

A estas preguntas responde Thomas A Farley, médico del Departamento de Salud e Higiene Mental de Nueva York, en un artículo que publica la revista ‘Journal of the American Medical Association’ (‘JAMA’) junto a una serie de otros estudios científicos, y comentarios, relacionados con la obesidad y diferentes estrategias para combatirla. Se trata de aportar un ‘granito’ de arena en la lucha contra una de las grandes epidemias del siglo XXI difundiendo la mejor información disponible sobre este problema, según explica un editorial de ‘JAMA’.

Según Farley, los gobiernos deberían aportar múltiples estrategias para intentar reducir la presión del marketing de la industria alimentaria. Reflejo de esa publicidad creciente son los cambios que se han dado en los últimos 40 años en los que se ha aumentado la ingesta calórica considerablemente, entre 200 y 600 calorías por persona y día. Aumento debido en gran parte por el incremento del tamaño de las bebidas azucaradas que, en el mejor de los casos, se ha triplicado. Si se tiene en cuenta que un refresco de medio litro supone unas 250 calorías de azúcar y que, en países como Estados Unidos, este tamaño es el menor que puede encontrarse en los supermercados, se pueden entender medidas como la anunciada esta semana por las autoridades sanitarias de Nueva York que consiste en prohibir la venta de los refrescos gigantes en esta ciudad.

No sólo es una cuestión de peso, la obesidad, además de contribuir a un empeoramiento de la salud, genera cada año en Estados Unidos unos gastos de 150.000 millones de dólares. De hecho, la propia Michelle Obama ha llamado la atención sobre lo preocupante de este tema pues considera que esta epidemia puede ser una de las principales causas de empobrecimiento del país. La primera dama se ha convertido en una de las luchadoras oficiales contra el sobrepeso y ha lanzado varias campañas promocionando una alimentación sana desde la infancia.

Más campañas alimenticias

Pero hay más cosas que los gobiernos pueden hacer para favorecer un mundo ‘en su peso’. Farley considera que se debería insistir a las compañías alimenticias en que establezcan voluntariamente medidas para promover la salud. “De hecho estas empresas ya están respondiendo a la crisis de obesidad al publicitar productos que tiene un contenido calórico menor, como las bebidas light, y más recientemente ofreciendo porciones más pequeñas”, señala en su comentario. Sin embargo, este médico reconoce que es ilusorio pensar que ellas dejen de vender ciertos productos que supongan menos beneficios, por lo que la responsabilidad no debe recaer sólo en ellas sino que deben ser los gobiernos los que regulen los productos alimenticios.

Medidas como las planteadas por el equipo de Michael Bloomberg, el alcalde de Nueva York, han contribuido a que los restaurantes dejen de utilizar grasas trans, expongan las calorías de sus menús, o que las empresas reduzcan la cantidad de sal en sus productos. “Estas acciones siguen pasos similares a los que se realizaron con el tabaco y que han conducido a una disminución del tabaquismo del 35% desde 2002, lo que se traduce en una expectativa de vida de 2,4 años más en los neoyorquinos comparados con el resto de ciudadanos de Estados Unidos”, afirma en su artículo.

Farley recuerda que la Salud Pública tiene entre sus haberes exitosas normativas que contribuyen en la protección de la salud de la población. De la misma manera que miles de inspecciones cada año confirman que la comida se almacene a cierta temperatura o previenen las infecciones alimentarias que generarían enfermedades, los gobiernos deben llevar a cabo acciones que contribuyan a prevenir la obesidad que es responsable de las muertes de muchas personas.

Fuente: El mundo.  Ángeles López | Madrid

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