Sí, un proceso en el cual yo, como Coach, ayudo a otras personas a esclarecer sus metas, ya sean deportivas, personales, laborales, de relaciones, etc. y a ponerse en camino para conseguirlas.
Yo no lo hago, es la propia persona quien lo consigue. Sólo le ayudo a sacar lo mejor de sí mismo y a buscar el camino que le lleva desde donde está ahora hasta donde quiere estar.
El psicólogo, más bien, estudia pautas de conducta mirando hacia el pasado de la persona. Yo miro al presente y al futuro y le ayudo a sacar todo su potencial para llegar lo más alto posible. A llegar más lejos….
El Coaching es un proceso que requiere tiempo. Conviene analizar todas las opciones que surgen en cada sesión y la conveniencia o no de llevarlas a cabo: opciones alternativas y grado de satisfacción de la propia persona al tomar la decisión de cambiar una actitud o poner en marcha un nuevo proyecto. Ese es el modo en el que juntos sentimos que la persona está creciendo como desea o no. Es por ello que no existe riesgo de un trabajo inútil. Si en el proceso, la persona cree que su meta inicial no le satisface ya, es ella quien la cambiará o adaptará a la nueva situación.
Pero para más información, te diré que cualquier persona que esté dispuesta a mejorar y esté dispuesta a trabajar por ello, mejora. Ya en el momento de decidir el cambio, su vida está cambiando.
Me resulta igual de productiva una sesión individual que una sesión en grupo. Si una empresa me contrata para hacer Coaching a sus empleados, puede darse el caso de que emplee las dos modalidades. Si es el propio directivo el que me contrata para sesiones propias o de algún ejecutivo en concreto, por supuesto son individuales y confidenciales.
Elijo la modalidad que resulte más cómoda para la persona que me contrata. A veces, incluso con una misma persona probamos a trabajar con las cuatro modalidades hasta que encuentra aquella en la que se siente mejor.