El pasado fin de semana lo compartimos en Almería. Tierra entrañable. Cargada de emotivos parajes y espacios que recuerdan a Ramón. ¡Siempre estará en nuestro recuerdo allá donde se encuentre!.
La jornada discurrió muy agradablemente. El trabajo siempre es grato. Más si cabe, en los tiempos que corren. Y es que en definitiva, es “muy fácil” hacer “lo que más nos gusta”.
Fit ball, banda elástica y flying. Un fin de semana muy productivo de “entrenamiento funcional”. ¿Alguien me lo puede explicar? Naturalmente lo digo con sorna…
Se sigue publicitando el entrenamiento funcional como la alternativa al entrenamiento convencional. He visto incluso el video de algún “maestro” que nos propone el entrenamiento funcional frente al entrenamiento clásico. Sí, ese. El de las “clásicas (valga la redundancia) mancuernas”…
Y me planteo que o bien algunos no se han enterado todavía, o que yo soy muy tonto. Porque el entrenamiento (independientemente del medio que utilicemos: banda elástica, mancuerna, pelota suiza, barra, disco) no puede no ser funcional. Porque si no, ¿Para qué queremos entrenar?…
El vocablo entrenamiento funcional es meramente comercial y no se justifica su uso al menos entre técnicos. El entrenamiento es entrenamiento. Y como explica muy bien mi compañero “Juanra” tiene que ver con progresión, planificación, objetivos…
Visto lo visto nos toca “utilizar” el término pero aclarando las cosas. Debemos comprender de que hablamos.
Hagamos que “funcionen” nuestros programas de entrenamiento porque nuestras propuestas se ajustan a lo que se sabe que funciona. Eso es lo que nos obliga como profesionales a formarnos y a tener conocimientos. Para todo lo demás, pelillos a la mar…